
Toda relación requiere un intercambio de información para nutrirse y mantenerse viva.
Ese intercambio de información crea un flujo de interacción y retroalimentación entre los implicados, crea un dar y un recibir.
En las relaciones sociales e interpersonales experimentamos un continuo dar y recibir los unos de los otros.
Estamos en un movimiento constante de ida y vuelta entre el dar y recibir.
El dar y el recibir puede referirse a contenidos materiales, recursos o contenidos emocionales, afectivos.
En todo caso el dar y el recibir es un proceso de intercambio de información, no importa si lo que se da es algo físico, material, o si es un favor o algo tan simple como prestar atención a alguien en un determinado momento, siempre se transmite información.
En todo acto de dar y recibir se generan expectativas, se transmiten emociones.
Todo dar y recibir produce un intercambio emocional que curiosamente busca el equilibrio. Se crea un especie de contabilidad emocional entre lo que damos y recibimos. Debido a nuestra conciencia personal creamos en la acción de dar y recibir una especie de haber y deber emocional. Es como si en nuestro interior existiera un impulso de compensación constante entre el dar y el recibir.
Coloquialmente, podríamos decir que estamos buscando continuamente quedarnos bien, con la conciencia tranquila por lo que damos y por lo que recibimos.
Ese impulso de estar sin deudas emocionales, de encontrar un equilibrio entre el dar y recibir es inconsciente y no siempre se logra, pues tenemos necesidades, patrones de comportamiento, que no siempre favorecen el equilibrio.
El modo cómo damos a los otros y cómo recibimos de los demás genera dinámicas que caracterizan la calidad de la relación.
¿Cómo doy a los demás? ¿Cómo recibo de los demás? ¿Cómo y cuánto?
Esto es un tema de calidad y cantidad.
Algunas preguntas nos pueden ayudar a identificar las dinámicas que generamos en las relaciones, en los distintos ámbitos de la vida, familiar, pareja, amigos, social, laboral.
- ¿Cómo expreso mis necesidades y cómo recibo las necesidades de las personas con las que me relaciono?
- ¿Cómo gestiono las expectativas de los otros?
- ¿Para qué doy tanto?
- ¿Para qué recibo tan poco?
Detrás de la manera habitual de dar y recibir subyacen a menudo de manera inconsciente necesidades, motivaciones personales no reconocidas.
Al no ser reconocidas, no han sido comprendidas. Esta situación de no reconocimiento de lo que se esconde en nuestra tendencia a dar y recibir puede ser causa de sufrimiento y resentimiento.
Hay necesidades y demandas personales muchas veces ocultas para nosotros mismos, de las que no somos conscientes o no nos atrevemos a expresar a los demás, que determinan los juegos psicológicos en las relaciones. Estos juegos psicológicos interpersonales pueden empobrecer las relaciones en lugar de nutrirlas.
En el dar y recibir pueden crearse expectativas que no se cumplan, simplemente porque se está pidiendo en el lugar equivocado, a una persona, a un grupo o situación que no corresponde.
En ocasiones pedimos a quien no corresponde que nos de aquello que fue negado en el pasado en otras relaciones, p.e en el seno familiar, en pareja, en el trabajo.
Cuando no se conocen las motivaciones que nos llevan a dar y a recibir de una determinada manera podemos exagerar las demandas a una persona, a un grupo. Podemos también no cumplir con lo que se espera de nosotros, de no ser capaces de dar en la medida adecuada.
La forma del dar y recibir, ha correspondido a mecanismos de adaptación en el pasado, ha sido aprendida en base a unas necesidades físicas y/o emocionales.
La estrategia de relación, aprendida en edades tempranas, se manifiesta en los distintos ámbitos de la vida p. e. en el profesional. Este aprendizaje marca el estilo en el dar y recibir.
Cuando no somos conscientes de nuestras necesidades encubiertas estamos supeditados a ellas.
Reconocer las necesidades que determinan el modo habitual en el dar y recibir es clave para crear relaciones adultas, compensadas, lo contrario nos puede llevar a crear relaciones descompensadas, a veces tóxicas y dañinas.
El dar y el recibir es un factor muy importante para crear vínculos y relaciones sanas, maduras y constructivas.
Las relaciones interpersonales sanas buscan el equilibrio en el dar y el recibir. En ocasiones los conflictos en las relaciones nos indican lo hay que mirar.
En una interacción puede existir la sensación de que no queda nada pendiente con la otra persona. En otra interacción puede quedar la sensación de que queda algo pendiente con la otra persona, es una reacción visceral del deseo de compensar lo recibido.
Aprender, nutrirse, crecer es un buen propósito de las relaciones y entre adultos conlleva un ejercicio continuo de reciprocidad y responsabilidad en el dar y recibir.
El equilibrio en el dar y recibir es un principio de las relaciones muy válido tanto para el bienestar personal como para trabajar las dinámicas de los equipos y las organizaciones.
Por, Marta Ocampo.
Puedes leer más sobre esta secuencia de temáticas en este artículo. La relación, principio clave de la vida.