
«En el mejor concepto de sí mismo, subyacen todas las posibilidades.» Marta Ocampo
En esta 6º Coordenada, destaco la importancia de la valoración que las personas y los equipos tienen de sí mismos para confiar y lograr sus objetivos.
¿Qué puede pasarnos si logramos los objetivos?
¿El cambio que proponemos es el mejor cambio?
LA CONFIANZA PÉRDIDA.
El modo cómo pensamos y lo qué pensamos influye directamente en cómo nos valoramos a nosotros mismos.
¿Qué pensamos de nosotros mismos, a nivel personal, como organización, como equipo, como sociedad?
La propia valoración afecta la confianza en el cambio que queremos, y en las elecciones que hacemos. Esta confianza está ligada a lo que creemos.
Lo que creemos influye en nuestro modo de actuar, y de plantear los cambios. Vivimos y actuamos de acuerdo con lo que creemos. Las creencias condicionan nuestras motivaciones y aspiraciones, nuestras formas de lograr lo que queremos.
Nos convertimos en lo que pensamos, dicen los sabios.
Este principio es aplicable tanto a las personas, a los equipos, a las organizaciones y a las sociedades enteras.
Hemos aprendido a desconfiar de nosotros mismos.
A lo largo de la historia, hemos interiorizado creencias que, en lugar de darnos confianza en nuestros talentos, nos han llevado a sentirnos pequeños, insignificantes. Muchos intereses, ideologías, teorías acerca del ser humano han contribuido a crear creencias que nos hacen desconfiados, impotentes ante los cambios.
¿Qué hay entre nosotros y el cambio que queremos?
Hay expectativas, condicionadas por las creencias.
Las expectativas contienen emociones.
Tanto las expectativas, como las emociones dependen de las creencias.
RELACIÓN DEL OBJETIVO CON EL CONCEPTO DE SI MISMO
El conjunto de expectativas, emociones y creencias crean imágenes internas inconscientes, que favorecen o dificultan los cambios.
Un equipo, persona u organización puede tener racionalmente bien definido el objetivo que quiere lograr. Esto no es suficiente, pues inconscientemente puede tener a la vez una imagen negativa del mismo. Esta imagen negativa y no expresada del objetivo, suele estar asociada a la historia y a la cultura de la organización, a los valores y creencias del equipo o de la persona en cuestión. Estas imágenes negativas del objetivo arrastran emociones que debilitan al equipo, y a las personas.
Esta coordenada, consiste en un trabajo de identificación del concepto de sí mismo y las creencias asociadas, las cuales han influido en la confianza en el potencial que se tiene para lograr las metas.
Si un equipo, una persona, una organización, no tiene un buen concepto de sí mismo, es difícil que crea en sus posibilidades, y su estado de ánimo no será el adecuado para afrontar los cambios.
La confianza de los miembros del equipo en sus posibilidades, es un indicador crítico para el logro de sus objetivos; hemos constatado que la confianza y la auto estima influye más en los resultados que el talento.
Las personas y los equipos que piensan bien de si mismos, fortalecen sus vínculos, la pertenencia y la propia identidad, elementos clave para lograr el éxito.
¿Dónde encontramos equipos, organizaciones y personas con un buen concepto de sí mismos? He aquí la cuestión. !Que gran reto tenemos entre manos!
Recuperar la confianza, que hemos perdido a través de la historia, se convierte en uno de los mayores retos que tenemos hoy.
Todo objetivo, es para mí el pretexto que definimos para recuperar la confianza en nosotros mismos. El camino hacia el objetivo es el camino para rescatar la confianza en nuestras posibilidades, como individuos, como equipo, como sociedad.
La clave es creer en nuestro potencial.
Por Marta Ocampo
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