
«La realidad no es ni buena ni mala, es tal como es, depende de la perspectiva.» Marta Ocampo
En esta 2ª coordenada me refiero a la capacidad de parar los juicios de valor, para comprender mejor las situaciones que queremos cambiar.
¿Qué tanto esfuerzo hacemos para no ver aquello que hay que cambiar?
La necesidad del cambio surge de un proceso, en el que nos hemos ido preparando para ver. Esa capacidad de ver, es el resultado de un trabajo laborioso de la conciencia individual y colectiva.
Sin saberlo, cada día nos entrenamos para ver. Aprendemos a ver, a darnos cuenta de lo que hay que cambiar, para tener una mejor vida. La vida es nuestra maestra, nuestra entrenadora. A veces, este proceso para ver aquello que necesitamos cambiar, es un proceso lento, pues nos empeñamos en repetir patrones de comportamiento que ya no son inteligentes ni adecuados, que han perdido vigencia, y que son viejos esquemas que no nos ayudan a adaptarnos y responder eficazmente a las cosas nuevas del presente.
Todo cambio es un reto, y como reto conlleva un aprendizaje.
La tendencia habitual, cuando reconocemos lo que queremos cambiar, es juzgar negativamente, y rechazar eso que queremos y necesitamos cambiar.
Cuando entramos en juicios de valor perdemos la oportunidad de aprender de las cosas que repetimos y queremos cambiar.
Si nuestra energía y atención están enfocadas en juzgar, no queda energía para el aprendizaje. Nuestro reto es invertir la atención, utilizar la energía para aprender lo nuevo, para clarificar el camino y dar los primeros pasos hacia adelante.
Una vez que hemos admitido y reconocido la necesidad de un cambio, es más útil mirar sin juzgar, sin reprochar, ver la situación de partida tal como es, con una mirada amplia, sin pretender ocultar aquello que no nos gusta. Es más útil hacer un diagnóstico imparcial, sin juicios de valor que estrechen la visión. Esto no es tarea fácil. Si el asunto es a nivel personal, desplegamos todos los mecanismos de defensa posible para no ver la realidad y/o echar culpas a otros; si el asunto es a nivel organizacional y de los equipos, existen los mismos mecanismos, llamados rutinas defensivas (Chris Argyris) para ocultar la información y protegernos, de lo que consideramos amenazas.
El segundo gran paso para iniciar un cambio consiste en asentir la realidad tal como es.
Asentir nos da fuerza para emprender el cambio.
Emprender el proceso del cambio pasa por revisar la experiencia vivida y extraer las lecciones aprendidas.
La tarea en este momento, es dejar de luchar con el pasado, con la historia, admitir y sacarle partido a la experiencia. Este paso es ya un primer cambio.
Sin juicios de valor, miramos atrás para extraer lo positivo de las lecciones aprendidas, y para identificar los recursos que nos ayudaron a sortear los retos que tuvimos.
Estos recursos se potencian cuando valoramos el aprendizaje obtenido de la experiencia, y restamos la culpa, que suele estar presente por no haber hecho las cosas de otra manera.
Por: Marta Lucía Ocampo.
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