
En este monográfico Las Relaciones y la Vida abordamos el Pensamiento Sistémico desde LO SOCIAL. Presentamos tres artículos cuya premisa básica es que somos seres sociales, que nada vive independientemente sin estar en RELACIÓN con otra cosa. Es desde ahí que abordamos los siguientes temas que están en estrecha relación:
La relación como principio de vida; la colaboración como el modo inteligente y humano de relacionarnos y el dar y recibir como acto de reciprocidad entre los adultos.
Estos planteamientos impregnan nuestra labor como Profesional Sistémico y en concreto la labor del Coach Sistémico.
LA RELACIÓN, PRINCIPIO CLAVE DE LA VIDA.
LA ESTRATEGIA DE COLABORACIÓN.
1.- LA RELACIÓN, PRINCIPIO CLAVE DE LA VIDA.
Todos estamos vinculados.
Estamos conectados e implicados en las cosas y situaciones que nos pasan.
La separación que hacemos de nosotros mismos, de los demás y de nuestro mundo es una formulación mental, no es real.
La visión del mundo divisible en elementos aislados unos de otros corresponde al tipo de pensamiento reduccionista que en nuestro desarrollo cognitivo hemos desarrollado y asumido a lo largo de la historia (siglo XVII).
Este pensamiento ha tomado la supremacía a la hora de comprender nuestra vida. Nos hemos quedado fijados en la fragmentación, en el análisis de las partes, que fueron necesarios hace tiempo para entender nuestro mundo y que ahora, al querer comprender la complejidad que vivimos, no es suficiente.
Hemos creado, en palabras de Edgar Morin, un paradigma de la simplicidad.
Cuando todo está conectado, requerimos un pensamiento capaz de relacionar e integrar las partes.
[ctt template=»3″ link=»03S1R» via=»no» ]Entre tú y yo, entre tú y yo y el mundo está la relación. @MartaOcampoSis #CoachingSistémico[/ctt]
La relación es un principio clave de vida.
Nada vive sin relación con algo, con otra cosa.
Vivimos y somos inseparables de nuestro mundo gracias a la relación.
La Relatio, (del latín, acción y efecto de llevar algo otra vez, ese algo conocimiento) lleva la información de uno a otro, creando la a conexión.
Las personas al ser interdependientes vivimos en continua interacción con los demás.
En esta interacción y conexión estamos transmitiendo y recibiendo información, estamos creando relaciones.
El modo cómo transmitimos y recibimos la información nos habla del tipo de relación que construimos con los demás.
Cada encuentro con otra persona, sea un encuentro pasajero o duradero, significativo o superficial produce una relación y un efecto recíproco. Cada relación consiste en un intercambio de información consciente o inconscientemente. Dependiendo del tipo de información se generan lazos, vínculos, cargados de historia, de expectativas, de emociones, de juicios de valor, de comportamientos.
Cada relación tiene un modo de expresarse, ese modo nos habla de la estrategia que utilizamos para lograr lo que queremos.
A veces la estrategia obedece a las necesidades personales a toda costa sin tener en cuenta a las necesidades del otro con el que se relaciona, consiste en el juego ganador-perdedor, el ataque y la defensa.
En la medida que avanzamos podemos llegar a la estrategia de negociación, la cual implica una concesión, una transacción acordada.
Cuando somos conscientes de que vivimos en un mundo donde todo está vinculado en continua retroalimentación, podemos suponer la importancia de construir relaciones en que todos los implicados se beneficien. Ésta es la colaboración.
2.- LA ESTRATEGIA DE COLABORACIÓN.
En un mundo de interdependencias la estrategia humana inteligente es la colaboración, ganador – ganador.
Esta estrategia de relación corresponde a seres humanos capaces de ver las conexiones, de ver el entretejido que forman las partes y ver la finalidad del conjunto.
La colaboración fruto de una visión más amplia, del conjunto, del contexto, no suprime las necesidades personales, alinea lo individual con las necesidades del conjunto, las integra.
La colaboración es profundamente inclusiva, tiene en cuenta lo individual y lo colectivo.
La colaboración como modo humano de relacionarnos exige caminos creativos, evolutivos. Lo normal e históricamente conocido es contrario a la colaboración, es la lucha, los juegos de poder, el dominio.
La colaboración produce aún mucho temor, una de las falsas razones es creer que colaborando se pierde la individualidad.
Hemos adquirido dosis muy altas de individualidad y también de desconexión con el conjunto, con el entorno, con los otros, con los sucesos sociales.
Nos queda aún mucho camino por recorrer para que la estrategia de colaboración tenga un lugar en nuestras vidas. Para ello es importante comprender, entre otras cosas, el concepto de retroalimentación en las relaciones.
El concepto de retroalimentación nos llevaría a tener en cuenta que el bienestar de las partes también tiene que ver con el bienestar del todo, porque el todo y las partes se influyen mutuamente. Asimilar este concepto nos ayudaría a reducir en gran medida el miedo a perder la individualidad, históricamente ganada en largos años.
Presuponer que la colaboración no enriquece la individualidad es una creencia bastante restrictiva y simple.
Esta idea es ciega porque lleva al individuo a separarse, a creer que puede desarrollarse sin contar con los demás o esgrimiendo modos de relación sin importar el efecto en el conjunto, ignorando que el efecto repercute sobre sí mismo.
La colaboración, aun en cierne, es la estrategia humana por excelencia, que nos lleva a buscar la concordancia entre el desarrollo individual y el social. Para ello es útil tener en cuenta un enfoque multidimensional, que nos habla de que somos seres individuales, sociales y planetarios a la vez.
Esta visión es la base de la ecología de las relaciones y requiere de un pensamiento amplio de miras, de nuevas competencias personales y profesionales.
Construir relaciones basadas en la colaboración es uno de los retos evolutivos que tenemos, exige una inteligencia emocional y un pensamiento relacional /sistémico, en los que palabras servicio, compromiso, confianza, son atributos sine qua non.
Sin estos atributos es muy difícil la colaboración.
El cultivo de estos atributos requiere una nueva educación y en el caso de los adultos requiere una segunda autoeducación enfocada a nuevas competencias que reduzcan el miedo a perder la individualidad.
Estos atributos de la colaboración tienen cabida en los diferentes ámbitos de la vida en que nos movemos.
[ctt template=»5″ link=»0S0PN» via=»no» ]Soy una parte del todo. El todo me repercute y yo lo repercuto a él. @MartaOcampoSis #PensamientoSistémico[/ctt]
3.- EL DAR Y EL RECIBIR.
En las relaciones interpersonales experimentamos, en cada momento, un dar y recibir los unos de los otros.
Estamos en un movimiento constante de ida y vuelta entre el dar y recibir.
Toda relación requiere un intercambio entre los implicados para nutrirse y mantenerse viva.
El modo cómo damos a los otros y recibimos de los demás genera dinámicas que caracterizan la calidad de la relación.
A veces se da mucho y se recibe poco, a veces se da poco y se recibe mucho, en ambos casos se crea una dinámica, un tipo de transacción emocional.
En los Procesos de Coaching Sitémico incoporamos preguntas de ayuda para acompañar al coachee en su descubrimiento de cómo da y como recibe. Por ejemplo:
¿Cómo doy a los demás?
¿Cómo recibo de los demás?
¿Cómo y cuánto?
El dar y el recibir es un tema de calidad y cantidad.
Existen preguntas clave que nos ayudarán a identificar las dinámicas que generamos en las relaciones, en los distintos ámbitos de la vida, familiar, pareja, amigos, social, laboral:
¿Cuál es mi modus operandi en el dar y recibir en las relaciones interpersonales?
¿Cómo expreso mis necesidades y cómo recibo las necesidades de las personas con las que me relaciono?
¿Cómo gestiono las expectativas en la relación con los demás?
¿Para qué doy tanto?
¿Para qué recibo tanto y doy tan poco?
¿Puedo identificar un modo de actuar habitual, automático que caracteriza mi estilo en el dar y recibir?
Detrás de la manera habitual de dar y recibir subyacen a menudo de manera inconsciente necesidades, motivaciones personales no reconocidas.
Al no ser reconocidas, no han sido comprendidas. Esta situación de no reconocimiento de lo que se esconde en nuestra tendencia del dar y recibir puede ser causa de sufrimiento.
En el dar y recibir pueden crearse expectativas que no se cumplan, simplemente porque se está pidiendo en el lugar equivocado, a una persona, a un grupo o situación que no corresponde.
En ocasiones pedimos a quien no corresponde que nos de aquello que fue negado en el pasado en otras relaciones, p.e en el seno familiar, en pareja, en el trabajo.
Cuando no se conocen las motivaciones que nos llevan a dar y a recibir de una determinada manera podemos exagerar las demandas a una persona, a un grupo. Podemos también no cumplir con lo que se espera de nosotros, de no ser capaces de dar en la medida adecuada.
La forma del dar y recibir, ha correspondido a mecanismos de adaptación en el pasado, ha sido aprendida en base a unas necesidades físicas y/o emocionales.
La estrategia aprendida tempranamente para relacionarse se manifiesta en los distintos ámbitos de la vida p. e. el profesional. Este aprendizaje marca el estilo en el dar y recibir.
Cuando no somos conscientes de las necesidades encubiertas estamos supeditados a ellas.
Reconocer las necesidades que determinan el modo habitual en el dar y recibir es clave para crear relaciones adultas, compensadas, lo contrario nos puede llevar a crear relaciones descompensadas, a veces tóxicas y dañinas.
El dar y el recibir es un factor muy importante para crear vínculos y relaciones sanas, maduras y constructivas.
Las relaciones interpersonales buscan el equilibrio en el dar y el recibir. En ocasiones los conflictos en las relaciones nos indican lo hay que mirar.
En una interacción puede existir la sensación de que no queda nada pendiente con la otra persona. En otra interacción puede quedar la sensación de que queda algo pendiente con la otra persona, es una reacción visceral del deseo de compensar lo recibido.
Aprender, nutrirse, crecer es un buen propósito de las relaciones y entre adultos conlleva un ejercicio continuo de reciprocidad y responsabilidad.
Los planteamientos expuestos constituyen el marco teórico y filosófico para el diseño y desarrollo de la Formación & Entrenamiento Sistémico y en concreto para el curso Especialista en Coaching Sistémico.
Marta Ocampo
Formación &Entrenamiento Sistémico.