
En estos días oímos hablar con frecuencia de la palabra sistémico y con esto se plantea un nuevo desafío en los procesos de Coaching: Coaching Sistémico. Nos llega información referente a los métodos sistémicos de desarrollo personal y organizacional. Al oír hablar del pensamiento sistémico es probable que pensemos que poco o nada tiene que ver con nosotros, que nos resulta ajeno, extraño y lo asociemos a un modelo academicista, teórico, exclusivo para especialistas.
El hecho es que estamos viviendo una realidad que nos resulta compleja, en constante cambio, con grandes dosis de incertidumbre y desafíos en todos los campos de nuestra vida, tenemos la necesidad de saber responder a las presiones y tomar decisiones acertadas, al mismo tiempo sentimos que perdemos la conexión con una totalidad más amplia, que las explicaciones e interpretaciones de lo que nos pasa son insuficientes, que no siempre encontramos respuestas claras.
A menudo nos preguntamos:
• ¿Por qué a pesar de realizar muchos esfuerzos se hace difícil lograr lo que queremos? cuando creemos que estamos más cerca de conseguir nuestros objetivos más difíciles parecen?
• ¿Por qué los problemas que resolvimos vuelven aparecer?
• ¿Por qué se me repiten los mismos acontecimientos y no logro salir de ellos?
• ¿por qué cuando creo tener controlada una situación, de repente esa situación cambia y pierdo control de mi intención?
• ¿por qué esforzándome y actuando sobre las causas conocidas no logro lo que deseo?
Nos hacemos estas y muchas otras preguntas cuando no logramos comprender a fondo una situación, y nos queda la sensación de que algo se nos escapa, que no tenemos toda la información para controlar mejor los acontecimientos.
Ante un problema, buscamos causas en el pasado en forma de pensamiento lineal. Tratamos de comprender y resolver nuestros asuntos, buscando la causalidad, el por qué de las cosas, los autores, más que el sentido de las cosas. Aplicamos la lógica, la solución obvia y esta no siempre es la más acertada, e incluso puede llevarnos a empeorar la situación aun con las mejores intenciones.
Constatamos con frecuencia que el pensamiento habitual resulta insuficiente para comprender las situaciones complejas que vivimos.
Es aquí donde la palabra sistémico empieza a tener sentido, al proporcionarnos claves para un cambio de paradigma en nuestra manera de pensar. Hemos desarrollado el pensamiento lineal, causa efecto, que nos ha permitido evolucionar y construir el mundo que tenemos. Hoy necesitamos ver el mundo de nuevo o de nuevas maneras.
Necesitamos comprender más amplia y profundamente las situaciones, ser capaces de vincular y conectar los hechos, integrar las cosas aparentemente opuestas para aumentar nuestras posibilidades de actuar de manera más efectiva.
Necesitamos desarrollar un pensamiento circular, capaz de ver la relación de los hechos y su influencia retroactiva, un tipo de pensamiento que nos ayude a entender más ampliamente las situaciones personales y sociales que estamos viviendo, un pensamiento capaz de buscar la unidad, el sentido en los acontecimientos.
En estas circunstancias buscamos, a través del coaching, soluciones efectivas a nuestros asuntos personales y profesionales. Confiamos en los procesos de coaching como llave maestra para abrir nuevas vías de solución y lograr nuestros objetivos.
Ante este panorama se presenta un nuevo desafío para los procesos de coaching:
Se plantean exigencias nuevas. Las demandas y las expectativas que se presentan a los procesos de coaching son cada vez mayores y más complejas porque nuestra realidad también se ha vuelto más compleja.
¿Cómo responder a las demandas actuales y a las necesidades de nuestros coachees?
¿Hacia dónde deben evolucionar los procesos de coaching? ¿Cuál es la pieza que falta?
¿Cómo evitar caer en dinámicas que a veces dificultan, retrasan e incluso impiden el buen desarrollo de un proceso de coaching?
¿Cómo trabajar mejor y ser más eficiente como coach?
Para dar respuesta a las necesidades actuales el modelo de coaching, incorpora la perspectiva sistémica desarrollando el modelo de Coaching Sistémico.
En el Coaching Sistémico la esencia del coaching es la misma, acompañar al cliente a desarrollar su potencial para lograr sus objetivos. El Coaching Sistémico hace énfasis en acompañar al cliente a tomar perspectiva, a crear nuevas posibilidades de observación, nuevas posiciones para generar nuevas soluciones. El Coaching Sistémico complementa los procesos de coaching, aportando una visión más amplia de las interacciones de la persona con su sistema o contexto que influye en el logro de sus objetivos.
Con el pensamiento sistémico se puede ir más allá de los aspectos superficiales, para llegar a niveles más profundos que nos ayudan a identificar los patrones, los bucles que frenan la salida de situaciones y poder ser más creativos al resolver los problemas.
Desde la perspectiva sistémica se entiende que la mayoría de las veces el logro de un objetivo depende de las influencias del sistema al que pertenece el cliente. Este sistema puede ser familiar, laboral, social o el sistema personal de valores y creencias.
Esta formulación pone en entre dicho la atribución de la persona en lograr sus objetivos solo desde su esfuerzo individual, o solo desde su intención personal, o empeño, sin contar con las influencias del sistema. Somos seres interdependientes, vivimos en un mundo de sistemas con lazos y vínculos con otros miembros. Vivimos en un mundo en que todo está vinculado.
El Coaching Sistémico interrelaciona la persona con su sistema, o sistemas, no ve el sistema solo como elemento que condiciona, lo ve también como elemento que potencia el aprendizaje de la persona, de los equipos.
Un coach entrenado en el pensamiento sistémico se enfoca en el contexto, amplia la mirada para entender más profundamente las situaciones del cliente, incrementa su capacidad de observación para ayudar a los clientes a cambiar sus puntos de vista y encontrar nuevas posiciones y nuevas posibilidades de acción. Desarrolla nuevas competencias sistémicas.
Nuestro pensamiento habitual es tremendamente analítico, en mi opinión estamos en lo que llamo el parvulario del pensamiento sistémico, esto nos lleva a acudir al lenguaje de la imagen, a entrenarnos como coaches en el manejo de técnicas visuales para representar los sistemas y comprenderlos mejor.
Un coach sensibilizado en el pensamiento sistémico sabe que una sesión de coaching sistémico tiene que ver más con la forma de pensar que con las técnicas que use, aunque reconoce que las herramientas visuales le ayudan a ver lo que es evidente pero que debido a nuestro afán de separar y analizar no vemos fácilmente.
Un coach sistémico tiene una gran sensibilidad para unir lo que aparentemente está separado, ve las conexiones entre los hechos, ve los patrones que subyacen y se repiten. Este tipo de pensamiento y sensibilidad enriquece los procesos de coaching, y favorece enormemente los insigths en el coachee, necesarios para el cambio que busca.
El objetivo del coach sistémico es generar más comprensión y confianza en el sistema para encontrar juntos coach / coachee nuevas soluciones. Adquiere por un lado nuevas técnicas, nuevas competencias y por otro lado aprender a cambiar su propia perspectiva para trabajar desde su mejor posición como coach.
Marta Ocampo.