
Un principio clave en un sistema vivo es la retroalimentación constante entre los elementos que lo componen, el traspaso e intercambio continuo de información.
Para comprender el funcionamiento de un sistema es interesante observar el modo como se intercambia la información dentro y fuera del sistema. El modo cómo se realiza el intercambio de información nos habla del tipo de relación imperante en los componentes del sistema.
Las personas vivimos en interacción con los demás. En esta interacción estamos transmitiendo y recibiendo continuamente información.
Cada encuentro, cada relación que establecemos, sea esta una relación pasajera o duradera, significativa o superficial, produce un intercambio de información consciente o inconscientemente. Esta información genera expectativas, demandas, emociones, juicios de valor, comportamientos.
Cada interacción constituye un estímulo o serie de estímulos que producen una reacción dentro de nosotros mism@s y nos llevan actuar de una determinada manera.
En las relaciones interpersonales experimentamos un dar y recibir los unos de los otros.
Estamos en un movimiento constante de ida y vuelta entre el dar y recibir.
No habría relación si no hay un intercambio de información, de recursos emocionales y o materiales. Toda relación requiere un intercambio entre los implicados para nutrirse y mantenerse viva.
El tipo de intercambio, su contenido, su frecuencia, su sentido y motivación, más el modo cómo se da y cómo se recibe, generan dinámicas importantes que caracterizan el tipo y calidad de la relación.
A veces se da mucho y se recibe poco, a veces se da poco y se recibe mucho, en ambos casos se crea una dinámica, un tipo de transacción emocional.
¿Cómo doy a los demás ? ¿Cómo recibo de los demás? ¿Cómo y cuánto?
Esto es un tema de calidad y cantidad.
Son dos preguntas clave que nos ayudarán a identificar el tipo de dinámicas que generamos en las relaciones, en los distintos ámbitos de la vida, familiar, pareja, amigos, social, laboral.
¿Cuál es mi modus operandi en el dar y recibir en las relaciones interpersonales?
¿Cómo expreso mis necesidades y cómo recibo las necesidades de las personas con las que me relaciono?
¿Cómo gestiono las expectativas en la relación con los demás?
¿Puedo identificar un modo de actuar habitual, automático que caracteriza mi estilo particular en mi dar y recibir?
Uno de los factores que hace que los vínculos y relaciones que creamos sean positivos es la forma equilibrada de dar y recibir, en el terreno emocional.
En el caso de un intercambio equilibrado entre el dar y el recibir creamos relaciones sanas, maduras y constructivas.
Aprender, nutrirse, crecer y ser felices es un buen propósito de las relaciones y entre adultos conlleva un ejercicio continuo de reciprocidad y responsabilidad.
Marta Ocampo
Coaching Sistémico – Formación y Entrenamiento Sistémico